No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”.
Esa frase de Darwin es tan clave hoy en el ecosistema de negocios.
Con el balde de agua fría del 2020 a la mayoría de nosotros nos tocó adaptarnos.
En el más amplio sentido de la palabra. Nos aferramos a soluciones que nunca pensamos que iban a llegar.
Medidas extremas para sobrevivir en lo personal y en lo empresarial. La mayoría bateamos de emergentes. Pero aquí estamos. Navegando.
Hoy en perspectiva a lo que está sucediendo hay un concepto que me gustaría tocar: La reconexión.
Si hay algo que aprendí fue a re entender el negocio en el que estoy.
Apreciar y valorar el grupo humano con el que trabajo. No porque no lo hiciera. Sino porque en este ‘rush’ del día a día pre pandemia nos acostumbramos a andar en la vida en piloto automático.
¿Cuándo pensaron que íbamos a tener que tomar tantas decisiones, con tan poca información y donde hubiera tantas variables emocionales involucradas? Nunca. Por eso este proceso ha sido tan bonito.
Porque tuvimos tiempo para entender.
Tiempo para analizar.
Tiempo para apreciar y poder reconectarnos.
Tiempo para romper creencias.
Tiempo para perder la vergüenza y dejarse ayudar por los amigos.
Un año de aprendizaje profundo.
Que seguro marcará el futuro de cada uno y sus decisiones.
Porque nos tocó ser mensajeros, cobradores, litigantes y una serie de posiciones a las que nunca estuvimos acostumbrados.
Y es probable que nos toque seguir así por un tiempo.
El gran aprendizaje de todo esto es el profundo amo, respeto y pasión que sentimos por lo que hacemos.
Nuestras decisiones no volverán a ser las mismas. Seguro que valoraremos factores que antes no hacíamos.
Nos adaptamos a las herramientas disponibles. Hemos hecho transformaciones que pensamos que nos tomarían más tiempo.
Y seguimos ahí. Adaptándonos. Evolucionando.
Al final, creo que si pudiera resumir en un concepto lo que es adaptación podría hacerlo así:
Romper los esquemas mentales que nos impiden abrazar todo lo bueno que hay por delante con la confianza que todo va a salir bien.
