El mundo cambió. De eso no hay duda.
En un año las condiciones de los negocios se transformaron radicalmente.
A nivel personal nos tocó adaptarnos a diversas realidades. El negocio logístico mutó. Y las condiciones del juego también.
Hay un fenómeno que silenciosamente está afectando la calidad de vida de las personas, afectando directamente la operación de los negocios: la devaluación de las divisas.
La impresión masiva de dólares ha hecho que el poder adquisitivo de las personas caiga.
Si se preguntan ¿por qué no me alcanza la plata?. Ahí tienen una de las respuestas. El costo de las materias primas se ha elevado y por consiguiente el efecto dominó es inmediato.
Y entonces, ¿qué pasa con las personas?
Comienzan a sentir presión, estrés, ansiedad. Estos meses no han sido fáciles. Contratos suspendidos, reducción de personal. Menores ingresos compensados de alguna forma a punta de bonos.
En ese escenario tenemos que gestionar un cambio. Uno que empodere y valore la capacidad humana del trabajador y potencia sus capacidades. Porque las compañías necesitan ser más eficientes. Y uno de esos caminos es la automatización.
La automatización no va a reemplazar nunca al ser humano.
Simplemente va a volver más eficiente los procesos de volumen pero que no aportan valor al negocio. Al contrario de lo que piensas los detractores, lo que va a hacer es darle más valor a lo humano.
¿Por qué? Porque se necesitan personas que le agreguen valor a tu ecosistema. Gente que humanice el proceso.
Pienso a veces en un restaurante.
¿Es hoy necesario tener a alguien que atienda llamadas y registre las reservas? Yo creo que no. Es mejor tener un buen sistema de reservas y mejorar las condiciones de servicio y de la cocina para que la experiencia del comensal sea a otro nivel.
Esas personas son las que realmente le aportan valor a tu negocio. Esto no es nuevo, pero nos tomó años entenderlo y ponerlo en práctica.
La automatización no quita empleos. Por el contrario, eleva el valor del trabajo humano. Entrenar, capacitar y hacer sentir a la persona parte de la evolución.
Hoy necesitamos personas bien remuneradas con una mirada distinta. Una que cambie el chip de trabajar 8 horas y que entienda que su labor está asociada a objetivos claros, medibles y visibles.
Que quiera aprender. Que sepa cuestionar y administrar su tiempo. Que entienda que el profesional de hoy es multipropósito y que nada es personal.
Y por último, que busque soluciones. Hoy más que nunca están dadas las condiciones para comenzar a formar estos profesionales.
Este es el gran desafío de la empresa privada y gobierno. Formar una fuerza laboral de calidad. Que nos permita líderes que luego desarrollen sus propios negocios.
Este es el gran desafío de la empresa privada y gobierno. Formar una fuerza laboral de calidad. Que nos permita líderes que luego desarrollen sus propios negocios o crecer profesionalmente.
Porque si algo hemos aprendido nosotros de la automatización, es claridad para crear nuevos negocios o crecer como profesionales. Y necesitamos recurso humano calificado para construir un ecosistema que trascienda las fronteras del país.
Este es el gran desafío de la empresa privada y gobierno. Formar una fuerza laboral de calidad. Que nos permita líderes que luego desarrollen sus propios negocios y crecer como profesionales.
Porque si algo hemos aprendido nosotros de la automatización, es claridad para crear nuevos negocios o crecer profesionalmente. Y necesitamos recurso humano calificado para construir un ecosistema que trascienda las fronteras del país.