Escuchar es igual o más importante que saber hablar.
Una de las claves del liderazgo está en saber oír activamente lo que está sucediendo en tu entorno. Y a partir de ahí poder tomar acción. Oír y escuchar no significan lo mismo.
Oímos ruidos y escuchamos lo que nos dicen.
Nos enfocamos en interpretar adecuadamente lo que las palabras de nuestro interlocutor tratan de decir, entendiendo sus expectativas para poder responder asertivamente. En cualquier aspecto de la vida esto es clave. Saber escuchar es una habilidad que todos deberíamos desarrollar.
En la semana me sucedieron un par cosas que me hicieron reflexionar sobre mi propósito y lo que quiero transmitir.
Situaciones que he tratado de procesar y que sin duda me hicieron escuchar a mis dos interlocutores.
La primera situación
Una llamada de un amigo que me habló sobre la profundidad de mis mensajes y la necesidad de generar más opinión sobre los temas que están sucediendo en el país. Y tiene razón. Desde un principio este esfuerzo está destinado a poder entregarles herramientas a las personas para que puedan aplicarlas en su día a día.
Pero además hoy más que nunca necesitamos personas que aporten perspectivas que contribuyan a construir un mejor país. Y si desde mi experiencia puedo hacerlo lo haré.
No podemos quedarnos sólo en la opinión. Tenemos que generar una acción. Una reacción que ayude integrar los esfuerzos que muchos hacemos con el sueño de hacer un Panamá más justo.
Así que esta semana nos pusimos manos a la obra con un grupo de colaboradores y estamos trabajando en un propuesta que nos ayude a integrar voluntades y aportar un grano de arena en la reactivación económica y moral del país.
Esperamos lanzarlo dentro de un par de semanas. En la vida necesitas amigos así. Que sin importar la reacción de quien escucha, tengan el interés y la intención honesta de hacerte ver algo que tu no percibes. O no estás queriendo ver.
La segunda situación
Fue un personaje, que escudado en una cuenta privada de Instagram, comenzó a comentar sobre las decisiones que se han debido tomar en FCI. La reflexión me llevó a tratar de establecer un puente de diálogo para entender qué realmente le ocurría y cómo podíamos ayudarlo.
Su respuesta, más que aprovechar la oportunidad, acrecentó más su descontento por lo que quise dejar abierta esa oportunidad de diálogo.
A veces caemos en la tentación de dejarnos llevar por nuestras emociones. Pero está más que comprobado que una respiración antes de contestar aclara mucho más el panorama. La forma más efectiva de solucionar un conflicto es dialogando.
De forma sincera y honesta. Con empatía. Entendiendo muy bien el contexto del otro. Escuchándolo. Aunque no lo crean se calcula que más del 60% de los problemas empresariales son consecuencia de una mala comunicación. Y mejor no hablemos de los familiares.
Conversar, entender, dialogar, proponer, acordar. La receta básica para construir relaciones sanas. Hoy no hay consejos. Sino más bien una invitación.
Unámonos para construir un mejor país. Dejemos de pensar que el gobierno nos tiene que resolver todo y más bien busquemos la forma de aportar desde nuestro espacio.