El COVID19 nos ha enseñado muchas cosas que debemos empezar a trabajar para que el mundo más nunca se detenga como está haciendo esta vez; sin embargo, el mundo sigue girando y nos ha enseñado a ser solidarios.
Esta semana el debate sobre la educación ha estado intenso. Hoy muchos estamos discutiendo si nuestros hijos deben o no seguir las clases por módulos, o a través de programas de audiovisuales o virtuales o simplemente detener las clases y renovarlas cuando puedan nuevamente asistir físicamente a un salón de clases.
No quiero entrar en temas políticos o financieros, creo que todo esto se puede resolver de alguna forma sostenible durante esta crisis, me gustaría más enfocarme en la importancia de la continuidad de la educación.
La educación nos da la confianza, las herramientas para triunfar en la vida, que al final tiene como resultado la felicidad.
Aún recuerdo cuando produciendo Brilla por Ti visitamos escuela multigrados -si esas donde una profesora enseña a alumnos de diversos niveles en la misma aula- en Quebrada Grande, muy cerca de Chiriquí, con voluntarios de Fundación Voluntad Panamá para hacer entrega de útiles escolares a los estudiantes y brindarles unas palabras de motivación y apoyo.
Nunca voy a olvidar la conversación que tuve con un ‘pelao’ de la Escuela que cuando pregunté ¿qué quería ser cuando grande?, me contestó: “me gustaría ser doctor porque en el pueblo no hay y mucha gente sufre de enfermedades que difícilmente podían tratar”.
Hay tanta nobleza en la educación de los niños. Ahí están sus sueños y expectativas de futuro.
Sin bien es cierto en muchos lugares de nuestra población panameña, hay estudiantes de escuelas que no tienen la posibilidad de estudiar a larga distancia por distintas razones.
Nuestra responsabilidad -como padres y apoderados- es darle continuidad a esos estudios. Independiente de las decisiones que se tomen a nivel gubernamental.
Volvamos esta crisis en la oportunidad para estar más presentes en la educación de nuestros hijos.
Las autoridades tomarán las decisiones que crean mejor para todos. Utilicemos los recursos que hoy tenemos disponibles para poder hacer más divertido el proceso. Actuemos más y pensemos menos.
Los quiero invitar a que nos unamos y busquemos nuevas fórmulas para volver este proceso un poco menos estresante de lo que ya es para ellos. Que se transforme en un proceso de familia, donde nos volvamos a enamorar de la lectura, que los ejercicios de matemáticas los planteemos a través de situaciones cotidianas. Que el proceso se vuelva divertido.
Podemos conocerlos más y ellos conocer un poquito más cómo estudiamos nosotros. Que la educación se transforme en la mejor excusa para fortalecer nuestras relaciones con nuestros hijos.
Para que el día de mañana, cuando todo vuelva a la normalidad. nuestros hijos tengan nuevas historias que contarle a sus amigos y se reenamoren del estudio.